domingo, 2 de mayo de 2021

RECORDANDO A MODESTO CABELLO

El pasado día estuve visitando a un amigo, un sacerdote jubilado que regentó la parroquia de mi barrio durante casi cuarenta años.

Sí, con esto de la pandemia, el confinamiento, la inmovilidad, el miedo a pegar o que te peguen… “el bicho”, cosas que hasta no hace mucho eran normales pasaron a ser excepcionales y quedaron aplazadas sine die. Hemos perdido un tiempo irrecuperable por capricho de… ¡no sabría decir!

Bueno, me alegré de encontrarlo bien y en una larga conversación, donde abordamos muchos temas, me contó que había escrito un texto (le gusta escribir) en recuerdo y alabanza de una figura legendaria de los bolos en Maliaño (su pueblo natal), Modesto Cabello. Y que, queriéndole hacer un particular homenaje, había ido, texto en mano, a un par de periódicos donde había preguntado y pedido aquello de: ¿me lo pueden publicar? Ambos no dijeron que no pero… tampoco se lo han publicado. Estarán esperando tiempos mejores.

He de reconocer que la figura de Modesto Cabello tiene otras publicaciones y artículos (que por ahí he encontrado), alabando su figura como persona y jugador de bolos cántabro. Incluso, algún pintor dejó inmortalizada su imagen, pero… ¿quién se queja de una simple gota, más, en su copa de vino no siendo la gota que colma el vaso?

Hablando con Jesús, mi amigo, le comenté estas cosas de colgar “historias” y artículos en la Red, pero a eso respondió algo así: Y… ¿Cómo se hace eso?

No te  preocupes, ¡yo lo hago! —Respondí—. 

 

Y es que a mucha gente le ha pillado mayor esto de Internet y se ven privados de contar, ver y compartir, muchas cosas.

Bien es verdad que poco sé de bolos, que no conocí a Modesto Cabello (ni sus “fazañas”) y tengo pendiente con Michel del Río (figura laredana) escribir algo sobre este apasionante deporte. Cosas, anécdotas, que él me ha contado y que, algún día (si Dios quiere), dejaremos por aquí como muestra y recuerdo.

De momento, cumplo con lo prometido y, aunque el aniversario de Modesto no será hasta el año próximo, aquí dejo el texto del amigo Jesús.

Pacta sunt servanda.

 

 


 RECORDANDO A MODESTO CABELLO

 

Modesto Cabello nació en Maliaño el 24 de Julio de 1922.

Ya siendo adolescente se inició en el juego de los bolos en las tres boleras con que contaba entonces Maliaño: la de la Parroquia de S. Juan Bautista; la de Guillermo, en el cruce del Alto; y, sobre todo, en la Bolera cubierta de Charterina.

En su juventud ya destacaba por su peculiar estilo de jugar a los bolos. Fijaba el pie derecho en el tiro, flexionaba suavemente sus rodillas, retrasaba el brazo derecho con la bola hasta la altura del hombro, y lanzaba hacia lo alto la bola, dibujando en el aire una bella parábola, que buscaba el choque con los bolos. La bola, girando sobre sí misma, por el efecto recibido, caía como una bomba sobre los bolos: dos, tres, cuatro bolos... y con abundante frecuencia aquel lanzamiento, del "discóbolo de Maliaño", restallaba sobre el bolo central y, como un trallazo, salía rebotada hacia el tablón provocando un emboque limpio y fascinante que estimulaba la alegría y la admiración de los espectadores.

Modesto Cabello sabía muy bien marcar los tiempos. Primero, limpiaba la bola de las adherencias de la arena del corro. Luego, acariciaba la bola con suavidad. Después, levantaba la vista y ajustaba su mente y sus músculos a la distancia que existía entre el tiro y la caja de bolos. Flexionaba un poco las rodillas, tomaba impulso, y, como un cohete, elevaba la bola hacia el sitio tratando de derribar la mayor cantidad de “madera”.

Teniendo yo unos cuarenta años, fui a presenciar una competición en Torrelavega, en la que formaba pareja con Joaquín Salas, de Peña Castillo.

Como pareja eran imbatibles. Sus estilos eran diferentes. Salas, de una gran humanidad, escogía las bolas más grandes, y por la energía vital que tenía y por el volumen de las bolas, derribaba muchos bolos, parecía una “red barredora” que lo llevaba todo por delante: tres, cuatro, cinco…, bolos por tirada.

Modesto Cabello era menos fornido, pero un gran atleta que medía muy bien las distancias y los tiempos. Sobre todo tenía dos especialidades en su juego que levantaban de los bancos a sus seguidores: su manera de hacer el birle con cuatro, cinco y seis bolos de cosecha; y su manera de embocar que era así:

1Er tiempo: fijaba el pie derecho al tiro, 2º: flexionaba levemente sus rodillas, 3º: cogía impulso y elevaba la bola hacia atrás, a la altura del hombro. 4º: disparaba la bola hacía el bolo del centro y producía en su base un “estacazo” que clavaba la bola en el tablón. ¡Emboque! —Gritaba la gente—. Un emboque era una garantía de seguridad para ganar la partida sabiendo que él birlaba como mejor jugador de los corros de Cantabria.

No sé si en Maliaño —su pueblo natal— se ha organizado algún homenaje a este extraordinario deportista de nuestro pueblo. No sé si se ha dedicado alguna calle o plaza, a su memoria como gran deportista. Si así fuera, lo doy por bien hecho. Y de no ser así, invito a mis vecinos de Maliaño —sobre todo a quienes le conocieron y trataron— a que dejemos constancia en nuestro pueblo de la admiración y del buen hacer de aquel gran deportista y noble persona: Modesto Cabello.

 

 

J. Rivas Puente.

 

Santander, a 4 de abril de 2021.

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